miércoles, 31 de agosto de 2011

REVOLUTIONARY ROAD. El adiós al sueño americano de Sam Mendes.



Título original: Revolutionary Road.
País: USA.
Director: Sam Mendes.
Reparto: Kate Winslet, Leonardo Di Caprio, Kathy Bates, Michael Shannon.
Género: Drama.

 América Años 50: April y Frank Wheeler (Kate Winslet y Leonardo Di Caprio) forman una joven y apasionada pareja que tras enamorarse a primera vista, decide comenzar una vida en común. Él es un joven emprendedor que intenta evitar a toda costa trabajar en la aburrida empresa en la que trabajó su padre; ella es una mujer de alma libre y bohemia que sueña con ser actriz. Todo el mundo les considera especiales, es más, ellos se consideran especiales. Se casan, sin pretenderlo tienen dos hijos, se mudan a un bonito chalet en Revolutionary Road, un típico barrio americano de clase acomodada, uno de esos donde las calles son pulcras, perfectamente alineadas, se corta el césped religiosamente para no desentonar del resto y cada noche por la ventanas de las cocinas se ve cómo las familias al completo, se sientan felices a la mesa para cenar. Ellos creen que todo esto sólo va a ser temporal, claro, pero los días pasan y las responsabilidades familiares aumentan, él acaba aceptando un puesto de oficinista en la empresa donde trabajó su padre y ella ve cómo fracasa su futuro como actriz, teniendo que quedarse al cuidado de la casa y de los hijos. Pero ellos se siguen considerando libres y valientes, aún desean comerse el mundo. Con lo que no cuentan es con las terribles fauces de la rutina, la cual les acabará devorando a ellos. Al ver que sus vidas se han convertido en todo aquello que detestaban, April le propone a su marido romper con todo, "¡¡Vámonos a París!! ¡comencemos una nueva vida! ¡no seamos como los demás!" Frank accede a la propuesta de su mujer y llenos de ilusión se preparan para mudarse a la capital francesa al final del verano... Pero April se queda embarazada de nuevo y la presión de la llegada de un nuevo hijo y la oportunidad de un ascenso laboral harán que Frank se replantee la situación renunciando a su sueño. Esta decisión defraudará enormemente a su mujer, provocando que entre ambos se abra un abismo imposible ya de superar. Sumergida en la más profunda de las frustraciones, la pareja pasará del amor al odio, de la ilusión a los más encarecidos reproches y al rencor, llegando a ver la terrible realidad: que en el fondo, no son más especiales que el resto.

Tras más de diez años, la titánica pareja formada por Leo Di Caprio y Kate Winslet, vuelven a unirse en esta demoledora historia de sueños rotos de la mano de Sam Mendes. Tal y como reflejó en "American Beauty" Mendes vuelve a contar la historia de un matrimonio al que el tedio y una vida sin alicientes acaban por destruir, esta vez ambientada en los años 50, dando de nuevo una patada al famoso y quimérico "american way of life", pero sin la ironía y el sarcasmo que inundaba su primera obra, si no con una desesperanza mucho más cruda, pero mucho menos efectiva.

Vi esta película hace unas semanas y considero que si peca de algo y bastante además, es de exageración e histrionismo. Por momentos pretende ser tan dura y realista que se pierde en una serie de escenas lacrimógenas, donde los gritos y las verdades convertidas en frases lapidarias impiden que el espectador llegue a sentirse de verdad cercano a los protagonistas. Sobran gritos, sobra moralidad, sobra el personaje del vecino loco cantándole las cuarenta a la pareja. Precisamente, Mendes consigue retratar mejor el desencanto de la historia en las escenas menos habladas, como aquella en la que April sale al jardín después de la gran bronca matrimonial y se queda pensativa fumando apoyada en el árbol de enfrente de la casa, mientras Frank la mira desesperado a través de la ventana. Es decir, se consigue llegar más con los silencios que con todas esas "verdades" puestas encima de la mesa una y otra vez, como pretendiendo que al espectador le quede bien claro lo fracasados que se sienten sus protagonistas. Sin duda, muchas veces menos es más, y para mostrar el desencanto no es necesario recurrir al dramatismo más barroco, o si no, que se lo digan a Sofía Coppola y su minimalista "Lost in traslation".

Y es una pena que la historia se pierda un poco de esta manera porque pintaba bastante bien y está muy bien interpretada. De hecho, hay momentos bastante luminosos durante su primera hora, cuando la pareja planifica su nueva vida en Europa donde ya se vislumbra que la historia no tendrá un final feliz, al ver cómo de puertas para adentro la pareja se autoengaña descaradamente pero de puertas para afuera quieren demostrar ese valor que ni ellos mismos se terminan de creer y que al final se les va en infidelidades esporádicas y en la espera de algo mejor. Frank optará por la resignación de una vida que ya conoce (comodidad, maldito tesoro) y April por la rebelión contra esa vida que detesta.

El momento: La escena del baile a la desesperada que se marca April con el vecino y la última escena, cuando el vecino anciano baja el volúmen de su sonotone para no escuchar los chirriantes cotilleos de su mujer (interpretada por Kathy Bates).

Lo peor: Que unas soberbias interpretaciones, como son las de Winslet y Di Caprio no consigan del todo llegar al espectador debido al dramático guión. Sobre todo el de Kate Winslet, que podía haber sido el más bonito y heroico y que por momentos puede resultar simplemente caprichoso.

Revolutionay Road, es por tanto, un buen intento de representación del todo tengo, nada siento tan frecuente en la sociedad occidental actual, pero que se queda sólo en eso, un buen intento.

"París era lo de menos, lo único que quería era demostrarme a mí misma que podíamos salir de aquí, vivir otra vida, la que fuera".

lunes, 29 de agosto de 2011

Personajes Favoritos 5: Tom Ripley (El asesino carismático).

(Alain Delon en "A pleno sol"- René Clément 1960- y Matt Damon en "El talento de Mr. Ripley"- Anthony Mingella 1999-)





Gracias al éxito de su primera novela: "Extraños en un tren" y la posterior versión cinematográfica de ésta filmada por Alfred Hitchcock, la escritora Patricia Highsmith decidió realizar un viaje por Europa disfrutando de los ingresos recaudados por su primera obra, visitando sobre todo paises como Francia o Italia y fue allí donde comenzó a crear el boceto del que sería su personaje más famoso y aclamado, el del amoral y ambicioso Tom Ripley, protagonista de nada menos que de cinco de sus futuras novelas: "A pleno sol" (o "El talento de Mr. Ripley"), "La máscara de Ripley", "El amigo americano" (o "El juego de Ripley"), "Tras los pasos de Ripley" y "Ripley en peligro" escritas hasta la muerte de su autora. Considero que Ripley es uno de los mejores personajes literarios de la novela negra del siglo XX , sin duda, la Highsmith conseguía elaborar como pocos escritores esos personajes oscuros y atormentados que eran pilares de sus novelas de crímenes, en donde se centraba en elementos como la culpa, los remordimientos o la ausencia de éstos y en definitiva, la psicología de los personajes principales.

Cómo no podía ser de otro modo, un personaje tan enigmático e interesante como Ripley era carne de cañón para la industria del Cine. Después del éxito que tuvo la versión de "Extraños en un tren" de Hitchcock, mencionada anteriormente, la escritora otorgó los derechos de su primera novela con Tom Ripley de protagonista al francés René Clément, para realizar la película "A pleno sol" en 1960, con el guapísimo Alain Delon encarnando al carismático asesino. Y lo considero carismático porque Ripley es de esos malvados que llegan al espectador, que consiguen que te pongas de su parte, y deseas que nunca sea atrapado. 39 años más tarde, el inglés Anthony Mingella, realizó una nueva versión de la película de Clément, con un joven Matt Damon como Ripley, igual de interesante e inquietante que la primera, aunque con sobradas diferencias entre ambas películas. De estas diferencias, las principales radican  en sus finales, completamente distintos, siendo la versión de Mingella mucho más fiel en este sentido a la novela, y en la forma de retratar a todos los personajes, sobre todo al propio protagonista, creando a dos Ripleys muy distintos entre sí, pero sin duda, igual de buenos e interesantes. Y es que mientras que en la primera película, Alain Delon encarna a un Ripley más distante y avaricioso, sin remordimientos aparentes, Matt Damon, dota a su Ripley  de una profunda frustración y de cierto sentido de culpabilidad y remordimientos en la versión americana de Mingella.

Matt Damon encarnó a Tom Ripley en
"El talento de Mr. Ripley" en 1999.
Pero... ¿quién es  en realidad Tom Ripley? ¿Quién es ese enigmático asesino? En su viaje por Europa, Patricia Highsmith se fijó en los exquisitos turistas pertenecientes a las clases sociales más altas, sus gustos sibaritas, sus formas de vida despreocupadas y derrochadoras y decidió crear un personaje que, prodecente de una clase más mediocre, fuera capaz de cualquier cosa para lograr y mantener una posición privilegiada en la sociedad, y así fue como nació Tom Ripley. En su primera novela, "A pleno sol", nos presenta a Ripley como un muchacho americano algo apocado, tímido y solitario pero con un enorme talento para la música. Un  magnate de Nueva York, decide contratarle por una importante suma de dinero, para que intente convencer a su hijo, Dickie Greenlef, un joven vividor que pasa la vida disfrutando de sus viajes por Europa, de que vuelva a América y encamine su futuro. Una vez aceptada la propuesta, Tom viajará a Europa donde hará amistad con Greenlef y la prometida de éste, Marge; pero todos sus intentos por convencer a su nuevo amigo para que deje su vida de playboy en Europa serán en vano, provocando  el enfado de Greenlef y viendo peligrar su nueva e interesante vida en Europa, lo que le llevará al asesinato de su amigo... Ahí es donde nacerá la ambición de Tom Ripley, tras haber conocido los placeres de la buena vida de la mano de Greenlef,  hará lo posible por mantener su nueva posición social. Amante del hedonismo, del dinero, el buen vino, la música y el arte, el sibarita Ripley optará por ocultar el asesinato de su amigo Greenlef  y adoptar la identidad de éste. 

A partir de este momento, Patricia Highsmith ya tenía creado por completo a éste ambicioso asesino, que carecería de escrúpulos a la hora de liquidar a quién se cruzara en su camino con tal de mantenerse en la élite social y  cuidar las apariencias de riqueza y poder, y que deleitaría a sus lectores durante las otras cuatro novelas que la escritora dedicó a su protagonista. 

Otras películas se han realizado sobre Tom Ripley, como es el caso de "El amigo americano" de Wim Wenders rodada en 1977 con Dennis Hopper como Ripley y "El Juego de Ripley" de 2002 realizada por Liliana Cavani y protagonizada por John Malcovich. Aunque de todas las películas en las que se recrea la figura de este personaje, personalmente me quedo con las dos primeras (si bien es cierto que aún no he tenido la oportunidad de ver "El juego de Ripley") por estar ambas basadas en la primera novela: "A pleno sol" donde se muestra el desarrollo del personaje hasta convertirse en el amoral asesino y falsificador, la metamorfosis de la que es protagonista, esa transformación de apocado pianista a rico avaricioso sin escrúpulos, y además, por el diferente enfoque dado en dichas películas sobre el mismo personaje, no solo sobre su diferente forma de enfrentarse moralmente a sus actos si no, además, por la inclinación sexual dada al protagonista: heterosexual en la primera versión de 1960 (y enamorado de la novia de Dickie Greenlef) y homosexual en la película de Mingella, siendo en ésta, el personaje de Greenlef su oscuro objeto de deseo, y cuya frustración sexual hacia su amigo será una de las causas que provoquen su ira hasta causarle la muerte.

Y hasta aquí mi particular  homenaje a uno de mis personajes literarios y cinematográficos favoritos, el de éste psicópata refinado, ambicioso y seductor. Toda una delicia de personaje, ¿verdad?


domingo, 28 de agosto de 2011

DELITOS Y FALTAS.


Título original: Crimes and Misdemeanors.
País: USA.
Director: Woody Allen.
Reparto: Woody Allen, Martin Landau, Mia Farrow, Alan Alda, Angelica Huston.
Género: Drama.

 Para mí, la mejor de todas las películas realizadas por Woody Allen es "Delitos y Faltas", rodada en 1989 y ambientada en su ciudad predilecta, Nueva York.

Cuenta las historias cruzadas de Judah (Martin Landau) y de Clifford (Woody Allen), dos hombres que ante los hechos que les sucedan mostrarán un grado de arrepentimiento y sentido de culpabilidad totalmente diferentes. Judah, es un oftalmólogo que ve peligrar su vida familiar y su posición, cuando su despechada amante, Dolores (Angelica Huston) le amenace con contar su romance a su mujer si decide alejarse de ella; Judah pedirá consejo a dos de sus allegados, a uno de sus pacientes, el rabino Ben que se está quedando ciego y a su hermano Jack, el cual, le dirá que el mejor de los remedios será asesinar a Dolores.. Por su parte, Clifford es un neurótico realizador de documentales se ve comprometido a realizar un documental sobre su cuñado (Allan Alda) al que detesta, entre otras cosas porque intenta conquistar a la misma mujer de la que Clifford está enamorado (Mia Farrow).

Me encantan las historias donde se muestra la psicología del personaje, generalmente torturados, arrepentidos por sucesos de toda índole, desde los más insignificantes hasta los más graves e inquietantes. Siempre me ha parecido sorprendente como algunas personas se fustigan constantemente por hechos objetivamente carentes de importancia y como otras, arrastrando hechos gravísimos a sus espaldas, como delitos, consiguen vivir felices, pasado un periodo de arrepentimiento, consiguen olvidarlo todo y dejarlo guardado en el fondo de la mente, dando a la vida un sentido tan diferente al nuestro, que asusta.

“Delitos y faltas” plantea este tema desde el drama y la comedia. Sus personajes, personas aparentemente normales, tendrán que elegir el camino que consideren oportuno para seguir con su vida, aún desoyendo a la moral y a la conciencia. El tema de la religión como en muchas otras películas de Woody Allen, tendrá bastante protagonismo en el personaje de Judah, que es (cómo no) judío y que a través de los recuerdos y pensamientos de su familia religiosa, llegará a la decisión que logre acabar con su asfixiante situación. Uno de los personajes que más me gustan y que más relevancia tiene, es el del filósofo del que Clifford está haciendo un reportaje, L. Levi, el cual a pesar de su optimismo y de proclamar a los cuatro vientos que la vida es bella, acaba suicidándose. Toda una paradoja humana.

El momento: los protagonistas al final coinciden en una misma situación, el rabino es el nexo de unión de sus vidas. Filosofan sobre la vida y se explican indirectamente sus vivencias...

La frase: "Somos el resultado de las decisiones morales que tomamos en nuestra vida” (L.Levy)

Casi veinte años más tarde, Woody Allen volvió a repetir el tema de los amantes en “Match Point”, otra gran película, donde el tema central no es precisamente la culpa sino que se centra más en el factor suerte. A todos aquellos que os gustó “Match Point” os encantará “Delitos y faltas”, mucho más compleja al no centrase únicamente en una historia.

En definitiva, una película filosófica, divertida, pesismista e inquietante. Imprescindible.

miércoles, 10 de agosto de 2011

EN REMOJO...

Marilyn Monroe
Liz Taylor
Rita Hayworth
Burt Lancaster y Deborah Kerr

Romy Schneider y Alain Delon.

Audrey Hepburm

Grace Kelly.


Shirley Maclaine

Esther Williams

Richard Burton y Liz Taylor.

lunes, 1 de agosto de 2011

LA VÍCTIMA PERFECTA.


Título original: The resident.
País: USA.
Director: Antti Jokinen.
Reparto: Hillary Swank, Jeffrey Dean Morga, Cristopher Lee.
Género: Intriga.


Juliette, una joven doctora, decide mudarse a un acogedor apartamento en el centro de Nueva York, después de haber descubierto una infidelidad de su pareja. En un principio, todo en el nuevo edificio le parece grato, el piso es amplio y económico y su casero, un hombre atractivo y solitario, la colma de atenciones y amabilidad, hasta tal punto de sentirse atraída por él. Pero pronto comenzará a sentir ruidos nocturnos dentro del apartamento a la vez que la relación con su casero empieza a enfriarse, llegando a sentir que cada vez le cuesta más despertarse por las mañanas...

Con un planteamiento y un desarrollo bastante convencional, se presenta este pequeño y anodino thriller de inquilina acosada y casero inquietante firmada por la Hammer, la clásica productora de películas de terror de serie B, con la siempre efectiva Hillary Swank. Una película que si bien no es gran cosa, tampoco creo que se merezca las malas críticas que está teniendo en general, tanto por parte de la crítica como del público. Estoy de acuerdo en que la temática está ya muy trillada y que no es más que una película de esas que sirven para ser vistas en una tarde de domingo, junto con el café de sobremesa, pero es que pienso que este tipo de historias no dan para más, es decir, al menos la película cumple con lo que promete desde un principio, un entretenimiento ligero con el que huir del calor de una tarde de verano.

La historia está bien hilvanada y su desarrollo va in crescendo a medida que avanza la trama, como suele ser típico en otras películas similares, el principio es pausado, sobrio, sin estridencias, llegando a la también clásica traca final provocando que la película pierda puntos en ese momento del metraje y que la elegancia inicial del argumento de lugar a un clásico y vulgar final exagerado. Lo mejor de la cinta es la interpretación de su protagonista, una sensual Hillary Swank, dando un ligero toque erótico a la historia con su espléndida (y reiteradamente mostrada) figura y su, como siempre, correcto trabajo, aunque sin ser tampoco especialmente destacable. Por el contrario, no puede decirse lo mismo de su antagonista compañero, el actor Jeffrey Dean Morgan, que pese a ser físicamente el doble de nuestro Javier Bardem, su actuación deja bastante que desear, dibujando a ese casero entre tímido y lascivo sin llegar a transmitir ni una pizca de la supuesta oscuridad de su personaje.

Junto a éstos nos encontramos, nada menos, que con el mítico Cristopher Lee, en el muy secundario y desaprovechado personaje del abuelo del protagonista masculino, siendo únicamente un regalo por parte de la Hammer (para la que antaño realizó sus mejores trabajos) a los espectadores fans de sus películas clásicas.

En definitiva, una cinta de lo más previsible pero que cumple con lo prometido. Personalmente, en una cartelera repleta de películas sobre pitufos, pingüinos y personajes de comic con el dichoso "3D" tan de moda últimamente, prefiero un thriller convencional en dos dimensiones para huir del calor estival madrileño. Y estoy segura que pese a la mediocre puntuación recibida, puede llegar a convertirse en una de esas insulsas películas que pasan repetidas veces por televisión tipo "El coleccionista de huesos" o "Lo que la verdad esconde" pero que siempre acabamos viendo en las tardes de domingo porque en el fondo, nos entretienen.

 Ni mejor, ni peor que otras similares. Se deja ver.