martes, 25 de junio de 2013

BEFORE... DOS DÉCADAS Y UN AMOR


(Before Sunrise-1995; Before Sunset- 2004; Before Midnight-2013- Richard Linklater)




A Céline y a Jesse los he conocido este fin de semana y me ha encantado hacerlo. Ayer les vi por tercera y última vez en Before Midnight  donde ambos estaban finiquitando unas vacaciones en el Peloponeso Griego y hablaban de cómo había sido su relación en los últimos años, cómo sería en el futuro (si es que sería) cómo habían cambiado desde que se conocieran en aquel tren camino de Viena allá por 1995, de sus problemas domésticos, de su ausencia de pasión por la inexorable rutina y del implacable paso del tiempo, sobre todo de eso, del implacable paso del tiempo y de cómo hace mella en las relaciones, en las cosas, en los sueños y en las personas en sí.

Han pasado más de 18 años desde que se conocieran en un tren Budapest-Viena en Before Sunrise  donde por los caprichos del azar comenzaron a lanzarse miradas furtivas, tímidas, tras un molesto percance  que les impulsó a conversar. Él era un joven periodista norteamericano que había estado dando tumbos por Europa desde que rompiera con su novia en Madrid. Ella era una joven estudiante parisina que venía de visitar a su abuela en Budapest. Conectaron en seguida y al llegar a Viena, Jesse le propuso a Céline pasar el día junto a él caminando por las calles de la ciudad. No tenía dinero para un hostal, así que lo único que haría sería caminar hasta el día siguiente que tendría que coger su avión de vuelta a EEUU. Ella aceptó y así comenzó su inesperada y romántica historia de amor.


"Mira, creo que entre nosotros ha habido algún tipo de conexión y eso no se da muy a menudo,
¿no es así?"

En 1995 no había la tecnología de ahora, los jóvenes no tenían móviles ni existía el Facebook para mantener el contacto (como bien recordarán en Before Midnight, tras escuchar como una joven pareja griega dicen usar el skype cada día) . Además, ellos eran unos soñadores empedernidos que creían que podrían controlar sus destinos para poder volver a reencontrarse meses más tarde.


"Wow.... voy a hacerte una foto, para no olvidarme nunca de ti"

En la segunda parte de la trilogía, Jesse le pregunta a Céline el por qué no se intercambiaron los teléfonos en aquella estación de Viena ,"porque éramos jóvenes y estúpidos" le contesta ella y en otro momento de la película comentan cómo cuando eres joven piensas que historias como la suya volverán a repetirse, que conocerán a muchas otras personas con las que conectarán de la misma manera "luego te das cuenta de que eso no pasa tan a menudo" concluyen.

En Before Sunset, se reencuentran en París donde Jesse está promocionando un libro basado en ellos mismos. Han pasado nueve años desde su mágica noche en Viena y tanto ellos como sus vidas han cambiado, han madurado, se están enfrentando a la complejos años de la treintena. Jesse se ha casado y tiene un hijo, Céline se ha convertido en una mujer independiente, con una prometedora carrera profesional. Pero no son felices, Jesse se ahoga en un matrimonio sin amor y Céline encandena fracasos amorosos. Ambos se preguntan que hubiera pasado entre ellos de haber seguido en contacto.  Solo tienen un par de horas para disfrutar juntos hasta que Jesse coja de nuevo un avión a EEUU. Intentan consciente o inconscientemente alargar todo lo posible esos escasos minutos, necesitan desahogarse de nuevo mutuamente, darse cuenta de que el destino puede ofrecerles una segunda oportunidad pero que una tercera ya sería mucho más difícil.


"-Pensé que me habías olvidado.
- Imposible, tenía una foto muy clara de cómo eras"


Céline le canta un vals a Jesse, mientras éste la mira embelesado...

"-Baby, i think  you´ll miss that plane"

Lo bueno de haber  visto las tres películas seguidas es que observas mucho mejor la evolución de los protagonistas, de cómo se enfrentan a su relación y su visión de la vida en general, no sólo ves el paso del tiempo en sus rostros y cuerpos si no también en su espíritu. Jesse con los años se va volviendo muy realista, muy pragmático. Céline sin embargo, logra conservar más su espíritu bohemio y emocional aunque se va incrementando su parte neurótica y su desazón ante la realidad, el tiempo y su triunfo sobre los sueños. En Before Midnight hay una fantástica escena donde ambos presencian embelesados un atardecer, como poco a poco el sol se va escondiendo en el horizonte "Todavía ahí, todavía ahí....se fue" dice una melancólica Céline. Magnífica y agridulce metáfora que encierra el significado de toda la trilogía, la evolución inevitable del amor y de la vida, los cambios, el final.


En las tres películas los diálogos son la clave de la historia, de hecho, las tres casi se concentran en su totalidad en un único e interminable diálogo entre los protagonistas, donde van entrelazando temas variopintos sobre la vida, la muerte, las relaciones, el amor, lo importante, lo banal, los sueños, la realidad, con esa facilidad pasmosa que solo se tiene con las personas con las que de verdad llegas a conectar en la vida. En sus diálogos más de uno nos hemos sentido identificados, porque hablan de cosas que en algún momento algunos pensamos o discutimos con amigos, con amantes... Porque reflejan a la perfección lo que algunos sentimos hacia la vida, lo que nos preocupa o nos hace vibrar. Ethan Hawke y Julie Delpy no pueden estar mejor compenetrados, sin duda puedo decir que me parecen la pareja con más química del cine actual, se nota que son amigos en la vida real junto con el director Richard Linklater y que entre los tres han elaborado los guiones (al menos, que yo sepa, el de la última película).

Me ha encantado conocer su historia de amor, mágica como el amanecer, llena de anhelos y melancolía como el atardecer y trágica y nostálgica como el anochecer.

Preciosas e imprescindibles, reales, cercanas, agridulces, como la vida, como nosotros mismos.




viernes, 21 de junio de 2013

MÚSICA Y CINE 13: ZBIGNIEW PREISNER, EL COMPOSITOR DE KIESLOWSKI




Siguiendo el hilo del post anterior dedicado a la película La doble vida de Verónica de Kieslowski, donde ya mencioné lo mucho que me gustó la música de Preisner, la entrada de hoy la dedico a repasar algunas de sus mejores composiciones, sobre todo aquellas realizadas para las obras de Kieslowski, director con el que trabajó en todas sus películas.

Nacido en Bielsko-Biala  (Polonia) en 1955, el joven Preisner quién no recibió nunca una formación musical, aprendió por sí mismo a tocar la guitarra y el piano.  Especializado en filosofía e historia por la Universidad de Cracovia, dedicó su trabajo a la composición de piezas musicales para el cine, con influencias de Paganini y Jean Sibelius.

No conocía para nada a este magnífico compositor y lo que he descubierto  de su trabajo esta semana me ha encantado; me parecen piezas muy originales pero clásicas algo poco común en la música cinematográfica de hoy día.

Como curiosidad,  en las películas en las que trabajó junto a Kieslowski, ambos crearon para Preisner el pseudónimo de "Van den Budenmayer". En La doble vida de Verónica, el personaje de Irene Jacob menciona a Van den Budenmayer como un compositor holandés de hace dos siglos que había sido descubierto a mediados del siglo XX. Reconozco que caí en la trampa y de verdad creí que Van den Budenmayer llegó a existir.  Este pseudónimo se nombrará con especial relevancia en la trilogía de colores de Kieslovski: Blanco, Azul y Rojo.

Aquí os dejo algunas de sus mejores composiciones, espero que os guste tanto como a mí:


1. Tres Colores: Blanco. (Tango)


2. Tres Colores: Azul.  (Song for the Unification of Europe)


3. Tres Colores: Rojo.




4. La doble vida de Verónica. 



sábado, 15 de junio de 2013

¿Y SI FUERA VERDAD? VERÓNICA Y EL ETERNO RETORNO



           (la Doble vida de Verónica- Krzysztof Kieslowski-1991)

“El 23 de noviembre de 1966 fue el día más importante de sus vidas. Ese día a las tres de la mañana nacieron las dos en dos ciudades distintas de dos continentes diferentes. Las dos tenían el pelo oscuro y ojos verdes. Cuando ambas tenían dos años y ya sabían caminar una se quemó la mano en un horno. Unos días más tarde la otra estuvo a punto de tocar el horno pero apartó la mano justo a tiempo aunque no podía saber que estaba a punto de quemarse…”


¿Y si en cualquier otro lugar existiera una persona idéntica a nosotros en cuerpo y alma? ¿Y si de verdad no estuviéramos solos en la vida,  si hubiera un hilo invisible que nos mantuviera unidos irremediablemente a la vida de otro ser humano que nos guiara a través de sus errores o por el contrario, le ayudáramos instintivamente a través de los nuestros?

Verónika y Veronique son idénticas como dos gotas de agua. Ambas nacieron el mismo día, ambas perdieron a su madre, viven por y para la música, tienen unas dotes excepcionales para el canto, son jóvenes y pasionales, sensibles y padecientes de la misma enfermedad cardíaca. Ambas buscan el amor y tienen el presentimiento de que alguien las acompaña, de que no están solas en el mundo. Pero nacieron y viven en ciudades diferentes, una en Cracovia (Veronika) y la otra en París (Veronique) y no les une parentesco alguno. Además, sus destinos están entrelazados, ya que una estará destinada a guiar a la otra, a mostrarle el camino que no debe seguir...


Un año antes de rodar su antológica trilogía dedicada a los colores de la bandera francesa (Azul, Blanco, Rojo) Kieslowki rodó junto a la que fue considerada su musa, la actriz suiza Iréne Jacob  (con la que repetería posteriormente en Rojo- 1994) esta intimista y poética historia de dos vidas paralelas, reflejadas en temas como el destino, las intuiciones, los presentimientos... que comienza con la presentación de la joven polaca Veronika, cuyo fatal destino servirá de nexo para la continuación de la vida de la parisina Veronique.  

Si algo destacaba de la manera de rodar de Kiesloswki, era sin duda, su enigmática forma de contar historias, nada convencional, dedicada a reflejar sentimientos, pensamientos, emociones, más que acciones en sí. Como diría su musa Jacob Puedo decir que fue un gran director, muy talentoso, muy inventivo. Siempre trataba de filmar lo que no era obvio ver. Eso era una labor enorme, porque  buscaba filmar lo que había dentro de las cosas, de la gente, dentro del aire, presentimientos, coincidencias. Sus películas eran como un microscopio y siempre buscaban los detalles, las pequeñas cosas que se convertían en fuerzas grandes en la vida”.



De ahí, que sus obras desprendan un aire de irrealidad, de incomprensión, como si estuvieran hiladas en una madeja de metáforas y sensaciones. Y eso, en esta película se refleja muchísimo, con ese halo fantasmagórico y melancólico que subyace en la dualidad interpretativa de una enigmática y sensual Iréne Jacob, Verónika y Veronique. Por ello, tras ver esta película, se le queda a una una interrogación mayúscula, pero a la vez, no puede dejar de pensar en ella, en sus colores, en la mirada de su protagonista, en la historia de amor con el misterioso marionetista, en la simbología que une las vidas de las dos jóvenes, en la escena en la que la desdichada Veronika ve a su doble Veronique en una concurrida plaza de Cracovia, y en la deliciosa música de Zbigniew Preisnier que me ha dejado enamorada...



La había visto siendo adolescente y desde entonces la había sentido como una historia  especial, de esas que a pesar de los años y del olvido, siempre te invade de buenas sensaciones.

Filosófico, simbólico y dulce cuento para ver sin prejuicios con el corazón.



Me gusta contar historias donde las similitudes sean el eje central. Por supuesto las personas están divididas por sus políticas, religiones, razas y pasiones, pero también tienen mucho en común. Sin importar que sean monárquicos, republicanos o comunistas, todos sienten igual el amor, el sufrimiento, odio y celos, temen a la muerte y en general cualquier otro sentimiento"

Kieslowski

viernes, 7 de junio de 2013

MARILYN AND ME AND MORE

Exposición Mondo Galería
C/ San Lucas 9 (barrio de Chueca)
28004, Madrid
Del 9 de mayo al 15 de Julio






Era el 23 de mayo de 1962, cuando el joven veinteañero Lawrence Schiller se iba a convertir en uno de los fotógrafos americanos más solicitados de la décadas de los sesenta y setenta, gracias a los retratos cercanos, sugerentes, íntimos que realizaría de la diosa Marilyn apenas dos meses antes de su muerte por sobredosis de barbitúricos, en aquel fatídico agosto del 62.

"¿Qué pasaría si me quito el bikini?
Tú ya eres famosa, ahora me harías famoso a mí"

La había conocido apenas 3 años antes durante el rodaje de la película El multimillonario por aquel entonces, Schiller sólo tenía 23 años y muy poca experiencia en su mochila, mientras que su musa, era ya la actriz más admirada y deseada de todos los tiempos y contaba  con 33 años. Entre ellos se creó una relación cercana, íntima, marcada por el nerviosismo y la timidez de un joven fotógrafo inexperto. Precisamente fue esa inseguridad de su compañero lo que hizo que Marilyn se acercara más a él y se mostrara tan accesible, como solía hacer con sus fotógrafos, aquellos profesionales que más la comprendieron y respetaron y a los que ella siempre estuvo tan unida, ante los que no tenía ningún reparo en mostrarse tal y como ella era, vestida o desnuda, triste o alegre, sensual o desesperada.


"Marilyn Monroe  sabía de fotografía un poco más que yo entonces. Había sido fotografiada por todos los grandes fotógrafos. Era una persona muy profesional. Sabía lo que quería y como aparecer en las fotografías. Sabía como debían de ser sus expresiones, entendía de luz, la composición de la imagen, sabía lo que la gente quería ver en una foto suya y eso era único en una actriz. Llevaban haciéndole fotos desde los 16 años y ya tenía 33. Toda una vida delante de las cámaras."

L. Schiller.

Ese 23 de mayo del 62, Schiller volvía a disparar su cámara ante la misma mujer de hacía 3 años, pero en realidad ya no era la misma, si no una mujer mucho más estilizada, más madura, más sexy y también más triste. Fue durante el rodaje de su última e inacabada película Something´s got to give, de la que fue despedida por sus continuos desplantes al equipo de rodaje (como cuando asistió al cumpleaños de kennedy y le regaló ese sugerente happy birthday, Mr President) y su agotadora impuntualidad, pero fue readmitida de nuevo gracias a la influencia  y amistad de su compañero en la película, Dean Martin. 


Durante el rodaje de aquella película, el joven Schiller inmortalizó a la rubia platino en diferentes instantáneas, en el estudio, en las pruebas de vestuario, durante sus paseos en coche hasta los estudios y... en la famosa piscina, donde Marilyn se quitó el bikini y se mostró en todo su esplendor ante los ojos fotógrafos del joven Schiller, no sólo por hacer famoso a ese joven tan simpático que se portaba tan bien con ella, si no también y sobre todo, para robarle portadas a la Cleopatra de Liz Taylor, que por entonces era el punto de mira de toda la prensa.



Gracias a aquellas instantáneas, Schiller consiguió su primera portada para la revista Life  y sólo unas pocas semanas más tarde, la segunda y la más triste de su carrera, pues una de sus fotografías fue utilizada por  Life para anunciar la fatídica noticia de la muerte de su musa. Pero dicha trágica portada le otorgó un pasaporte sin igual hacia el éxito y el reconocimiento del que gozaría durante los años 60 y 70, fotografiando a celebérrimos personajes de la época, como los hermanos Kennedy, Clint Eastwood, Barbra Streisand, Paul Newman o Robert Redford.

Ahora, un puñado de esas míticas fotografías se exponen estos días en Madrid,  en la exposición  Marilyn and me, and more (dentro de la colección: América en los 60 y que forman parte del libro homónimo de su autor que actualmente tiene 76 años) en Mondo galerías, un pequeño centro artístico ubicado en el barrio de Chueca. Las fotografías, entre las que se encuentran algunas de las de la piscina o la del rostro de Marilyn que se utilizó en aquella segunda portada de Life, o la del último cumpleaños de la actriz, el 1 de Junio de 1962, también están a la venta y sin duda, serán una grata oportunidad para los grandes coleccionistas. Por lo que observé, los precios oscilaban entre los 1800 y los 6000 euros, nada accesibles a nuestros bolsillos en crisis pero que harán las delicias de aquellos que sí puedan permitírselo.

Sin duda, esta exposición es una bonita oportunidad de disfrutar de una imágenes míticas en primera mano, para todos los nostálgicos, amantes del cine y sobre todo, incondicionales de la eterna M.M.

"Las fotos muestran a una Marilyn que quería sobrevivir. Sobrevivir como actriz"


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