martes, 23 de abril de 2013

TERENCE STAMP Y SU CANCIÓN PARA MARION



Es uno de mis actores favoritos desde que le descubrí en esa maravilla titulada El coleccionista de William Wyler y su personaje de Freddy Glegg, un apocado seuestrador enamorado de Samantha Edgar, de penetrantes y cautivadores ojos azules... Terence Stamp, fue uno de los actores ingleses más reconocidos y famosos de la década de los 60 en Inglaterra. Nacido en Bow, localidad cercana a Londres en 1939, debutó en la gran pantalla siendo aún muy joven, en 1962 con la película Escándalo en las Aulas de Peter Glenville y durante un tiempo compartió piso en Londres con uno de sus mejores amigos de juventud, el también actor Michael Caine. En seguida los grandes directores y productores europeos y americanos se fijaron en él, sobre todo tras su participación en el film La fragata infernal de Peter Ustinov por la que consiguió una nominación a los Oscars de 1962. Su consagración como actor le llegó de la mano de Wyler y El Coleccionista en 1965.


 Fue famoso también por sus conquistas, entre las que se encuentran bellezas de la historia del cine, como Julie Christie o Briggitte Bardot, aunque su relación más famosa y significativa de la época fue con una de las modelos más famosas de los años 60, Jean Shrimpton. A partir de entonces su fama subió como la espuma, siendo asiduo de eventos y fiestas de celebrities londinenses, y siguió trabajando en cine con directores europeos tan influyentes como Fellini  en Historias extraordinarias, Pier Paolo Pasolini en su Teorema o Ken Loach en Poor cow.










Pero su vida dió un giro de 180 grados con el fin de los años 60 y su relación sentimental con Shrimpton, causa que le provocó una fuerte depresión y su decisión de alejarse temporalmente del mundo del cine. Hombre reservado a pesar de la gran fama que había cosechado y de ser uno de los iconos sesenteros londinenses, marchó a la India donde se refugió en la meditación durante casi 10 años, alejado de todos los focos, hasta que un día de 1978 su agente se comunicó con él para presentarle el guión de Superman, la película que produjo su vuelta al cine y a ser de nuevo una cara conocida para el gran público. Después vendrían Superman11, en donde su papel era más extenso que en la primera parte de la saga y otras películas como Peligrosamente Juntos de Ivan Reitman, Wall Street de Oliver Stone, El siciliano de Michael Cimino o la española Beltenebros de Pilar Miró. Volvió a tener un despunte de máxima popularidad a principios de los noventa gracias a la película Priscilla, Reina del desierto donde daba vida a un transexual y a su pequeñisima participación en Star War: Episodio 1- La amenaza fantasma.


En los últimos años ha seguido haciendo películas de forma regular, aunque en mi opinión ninguna demasiado destacable por su calidad, salvo El halcón inglés de Steven Soderbergh donde interpretaba a un expresidiario basado en su personaje de la película de Loach Poor Cow.



Pero este año ha estrenado una bonita y humilde película inglesa, donde ha podido recuperar su brillo como actor magnífico que es a sus 74 años de edad. Me gusta mucho el cine inglés de películas como esta Canción para Marion, que destaca por su costumbrismo inglés, por su cotidianeidad, por su frescura y simpleza. En ella interpreta a Arthur, un jubilado que dedica su vida exclusivamente a cuidar de su mujer Marion ( interpretada por la gran Vanessa Redgrave) enferma de cáncer cuya ilusión mayor es participar en un coro para personas de la tercera edad de su barrio a pesar de que su marido, algo cascarrabias y huraño no ve con buenos ojos. Tras la muerte de Marion, Arthur poco a poco se vinculará más con ese pequeño grupo de jubilados cantores, y entablará una bonita amistad con la joven profesora del coro (Gemma Aterton), algo que le permitirá estar más cerca del recuerdo de su mujer compartiendo algo que a ella le hacía tanta ilusión y a través del cual dejará florecer su personalidad cariñosa y afable.

La película no es ninguna maravilla, ni nos cuenta algo totalmente original ni novedoso, también es un tanto predecible, pero tiene la esencia de las películas realizadas sin pretensiones, únicamente para hacer pasar un momento emotivo y romántico a sus espectadores y ya, aunque solo sea por eso, merece mucho la pena un visionado. Es emotiva, fresca, triste y a la vez divertida, como la vida misma, y en ella Terence Stamp, vuelve a ser ese gran y tan desaprovechado actor en los últimos años, deberían darle más papeles como este en Europa y dejar de participar en insípidas películas hollywoodienses.


Pero Stamp es un hombre polifacético, ya que además de actuar, también ha escrito varias novelas, entre las que se incluye su biografía editada en varios tomos (donde relata cómo fue su infancia durante la Segunda Guerra Mundial, sus años de esplendor en los sesenta, sus viajes por la India...) y un libro de cocina para celíacos, de gran consideración en Gran Bretaña.

Algunas de sus confesiones:

"Me han dicho que soy inusualmente clarisentiente (el equivalente en sentimientos de un clarividente) para un hombre. Y los sentimientos que son pertinentes para una escena surgen en mí de forma natural. A la cámara parece gustarle eso."

"Me considero un actor de cine y no de teatro, y me doy cuenta del hecho de que entre 'acción' y 'corten' hay una especie de intensificación de la energía. Y tiene que ver con estos grandes artistas y técnicos que llegan y construyen un espacio para tí. Construyen un escenario, traen objetos, te dan un traje... pero la abstracción consiste en que hay energía reunida y acumulada y creo que los actores de cine lo sienten. Yo, verdaderamente lo siento."

"Hay directores de cine con los que he trabajado que serían personas mucho más felices aprendiendo a ser mejores personas. En lugar de insultar a la gente y ponerla tensa y hacer que te den ganas de suicidarte, creo que la gente así debería quedarse en casa y leer unos cuantos libros. Creo que eso se aplica a mucha gente. Sufro eso... Lo digo porque yo mismo he pasado por ello, y fuí una de las personas más desagradables que podrías haber deseado conocer, y sólo ha sido desde que me empecé a poner a raya, que me he dado cuenta de que mi vida es mucho más feliz."

"Cuando Jean Shrimpton y yo rompimos, coincidió con el fin de los 60. Y puesto que había estado tan identificado con los 60, cuando terminaron, más o menos yo me terminé. Durante toda mi niñez había siempre imaginado que si era realmente guapo, rico y famoso, entonces mi vida sería mejor. Y entonces todas esas cosas sucedieron. Fue como un milagro. Así que cuando todo se derrumbó, pensé: '¿He sido tan feliz?' Y lo único con lo que realmente había soñado siempre era ver el mundo. Me compré un billete para dar la vuelta al mundo. Esto se prolongó durante unos diez años."

"Habiendo estado diez años fuera del negocio comprendí que el modo de perpetuar una larga carrera era simplemente profundizar más y más. Y el modo en el que yo profundizo es aceptando cosas que no he hecho, encarando cosas que signifiquen que tengo que franquear la barrera del miedo."

"trabajar con Steven Spielberg por el resto de mi vida. Sería felicísimo... pero Spielberg no me pedirá nunca hacer un film con él."


Fuente: 
http://www.loresdelsith.net/3po/bios/c_stamp.htm,
http://es.wikipedia.org/wiki/Terence_Stamp

3 comentarios:

abril en paris dijo...

No es de mis actores favoritos pero sí que reconozco que ha estado desperdiciado.
¡Tomo nota de la pelicula que recomiendas !

Un beso Carol

Hercules Poirot dijo...

Hola Carol! Me tocaste profundo con esta publicación. En un momento tuve una obsesión muy grande con Terence. Vi varias de sus películas, me maraville con su mirada fría y sus ojos penetrantes. Su caminar torpe, propio de un niño y su personalidad sensible y tímida. Me arrebato mi atención con The Collector, película que atesoro desde hace tiempo ya. Lo conocí gracias a Morrissey.

Saludos;)

CAROL LEDOUX dijo...

Hola chicos, muchas gracias por vuestra visita!

Abril, estoy contigo, es un actor bastante desaprovechado, sobre todo en los últimos años. Aunque supongo que el haber estado durante diez años alejado del cine debió de ser un importante obstáculo para volver a hacer grandes películas. Tampoco creo que le importe mucho :). Un besito.

Hércules, me alegra saber que compartimos nuestro gusto por este gran actor, al igual que tú yo también tengo una pequeña obsesión por él jejeje y me estoy viendo muchas de sus películas, aunque algunas me parezcan bastante malas.
Un abrazo!