martes, 31 de diciembre de 2013

¡¡¡HAPPY NEW YEAR!!!


Aunque últimamente tengo el blog un poco abandonado, no me olvido de él, ni de mi pasión por el cine, ni de los magníficos blogs vecinos que me alegran los días cada vez que los visito.
Por aquí seguiré en el 2014 que ya llega en cuestión de horas, aunque sea a cuentagotas.

¡¡FELIZ AÑO 2014 A TODOS, BLOGUEROS!!


viernes, 13 de diciembre de 2013

ORIGINAL VERSUS REMAKE (2): CARRIE

(Carrie- Brian de Palma (1976)  vs Carrie- Kimberly Pierce (2013)).


Kimberly Pierce, la directora de la valiente Boys don´t cry (1999), nos ha traído este otoño una nueva versión de la incomprendida Carrie, basada en la novela homónima de Stephen King y sobre todo en la versión que ya realizara Brian de Palma allá por el 76.
La nueva Carrie es protagonizada por una jovencísima actriz de armas tomar y futuro prometedor llamada Chloe Grace Moretz, mucho más joven de lo que en su día fue Sissie Spacek encarnado a su Carrie, pero también mucho menos provocativa e hipnótica que ésta. El papel de la fanática madre religiosa, que en el original protagonizara la gran Piper Laurie, en el remake es encarnada por otra grande actual, Julianne Moore. Podemos decir, que estamos, por tanto, ante un remake encabezado por dos buenas actrices, que cumplen a la perfección sus respectivos papeles.


Ahora bien, es sabido, que las comparaciones siempre son odiosas y que los actores, por muy buenos que sean, no siempre pueden sostener ellos solos el peso de toda la película. 
Si bien  a la cinta de Brian de Palma, nunca la he considerado una gran obra, es cierto que si de algo estaba bien servida era de estilo propio y de personalidad inconfundible. De ahí que aún hoy día, Carrie sea considerada como una de las películas de terror psicológico más influyentes en el cine actual. ¿Quién no recuerda las primeras grandes obras de De Palma? Ese erotismo macabro a cámara lenta, esos largísimos travellings circulares, la innovación de incorporar la pantalla dividida para mostrar una misma escena desde varios ángulos, o de introducir la cámara lenta en los momentos de mayor suspense para incrementar la tensión...Todas estas características del cine de De Palma, se pueden observar en su versión del libro de Stephen King, y fue su forma de rodar lo que dotó a la película de un aura original. Y todo ello, es decir, todo lo mejor, es de lo que adolece la nueva versión de Kimberly Pierce.


Comenzamos por el principio de la cinta. En su película, De Palma comenzaba directamente con la angustiosa escena de la ducha, donde mientras la envolvente y melancólica música de Pino Donaggio acompañaba a los títulos de crédito, la cámara lenta de De Palma, mostraba un sugerente plano donde una chica solitaria se duchaba ajena a las risas y juegos de sus compañeras de instituto. La escena evocaba muchas cosas: erotismo, soledad, sin mostrar mucho más se podía captar desde un principio la historia del patito feo de su protagonista. Acto seguido, a la muchacha le bajaba la menstruación y la película comenzaba de forma contundente. En la versión de este año, su directora prescinde de este inicio para otorgarnos otro muy diferente, el de la aterrorizada madre de Carrie dando a luz a su pequeña; un principio que quiere provocar y mostrar de manera diferente cómo de crudo va a ser el futuro de su protagonista, pero que sin embargo, a mí me pareció como algo ya visto otras mil veces, algo carente de singularidad. La escena de la ducha en la nueva versión es plana y no sugiere nada, lo único que percibes, es que está rodada con más pudor, no mostrando desnudos y en que en esta ocasión, en la era de la tecnología, a la desdichada Carrie sus malévolas compañeras la graban con sus teléfonos móviles para ser carne de cañón además del ciberbulling.


La nueva Carrie, introduce escenas novedosas, procura alejarse de ser  un remake que calque al 100% a la película que la precede, aunque es cierto que el guión sigue la misma estructura y hasta casi idénticos diálogos que la anterior. Sin duda, en lo que más se diferencia a la Carrie de De Palma, es en la escena de la masacre del baile, en donde Pierce se recrea de forma más explícita que De Palma, apoyada en los efectos especiales de última tecnología, para mostrar a una Carrie mucho más vengativa y sangrienta que en el 76, pero también más anodina, como si toda la fuerza psicológica de la historia se evaporara entre tanta sangre, tantos gritos y tanta destrucción. Si en la versión original, la escena podría durar unos cinco minutos, en esta otra se alarga hasta el cuarto de hora,  sin dejar títere con cabeza.

Otra de las diferencias más destacable entre ambas cintas, es la reacción de la propia Carrie ante sus poderes telequinésicos. Mientras que la Carrie de Spacek parecía tener aunténtico temor ante la idea de lo que su cerebro era capaz de producir, la Carrie de Moretz parece verse encantada con tales poderes, sintiéndose como pez en el agua con ellos desde el primer instante. También la forma de retratar dichos poderes es muy distinta en ambas películas, ya que mientras que en el original eran mostrados con sutileza, sobre todo al principio, en el remake de nuevo se apoyan en el efecticismo más que en la sugestión.


Por último y volviendo a mencionar a sus actrices, si bien las protagonistas del film actual cumplen correctamente con sus papeles, se nos hace complicado olvidarnos se las protagonistas originales. Sobre todo en el caso de Sissie Spacek, con cuyos ojazos era capaz de provocar mucha más inquietud que el dulce rostro de Chloe Moretz, a la que veo demasiado guapa y moderna para hacer que consiga olvidarme de la enigmática Carrie de Spacek.

En definitiva, la nueva Carrie, aunque no llega a ser un despropósito sin duda, gracias a su reparto femenino, se queda en un simple producto hecho para adolescentes, 100% cine palomitero,, en contraste con la sugerente obra de De Palma, que apesar de sus carencias, sigue reinando por su indudable estilo como una de las mejores películas de terror de la historia del cine.


jueves, 21 de noviembre de 2013

LA IMAGEN DE LAS SWEATER GRILS (CHICAS DEL JERSEY)


Una joven Norma Jean, una de las Sweater Girls por excelencia en su faceta como modelo.

Se pusieron de moda en la década de los años 40 y 50 y bajo este calificativo se encontraba un grupo de actrices y pin up que posaban con sugerentes jerseys de lana o cashemir, normalmente una o dos tallas más pequeñas, para remarcar mejor la sugerente anatomía de sus portadoras.
Acompañaban sus jerseicillos con pantalones cortos y altos zapatos de tacón y plataforma, melena rizada al estilo años 40 y rouge en los labios. Pero también con los denominados sujetadores bala o sujetadores torpedo cuya elaborada forma cónica acentuaba aún más los pechos de las actrices bajo sus suaves jerseys.

Se dice que el invertor de estos famosos sujetadores, artilugio cuya fama subió como la espuma durante la II Guerra Mundial, fue el productor y magnate Howard Hughes que además de su pasión por la aviación también disfrutaba enormemente de la compañía y atributos de las féminas. 
Al inicio del rodaje de El Forajido, y a sabiendas que la película necesitaría un respaldo extra para que funcionara debidamente, Hughes decidió dedicar a los pechos de la actriz Jane Russell, todo el protagonismo de la película por lo que solicitó a un ingeniero aeronáutico la elaboración de un sostén único que remarcara de manera sobresaliente la delantera de la morena actriz. Aunque años más tarde, la actriz desmintiera que usara el famoso sujetador en los anuncios promocionales de El Forajido, lo que supuso todo un escándalo en la época.

De esta manera el sujetador bala entró de lleno en el estilismo de las actrices de la época, creando la figura típica femenina de aquellos años.



Algunas famosas Sweater Girls, fueron:

PATTI PAGE


MARTHA HYER


JAN STERLING


BARBARA STANWICK


NANCY OLSEN


BARBARA BATES


JANE RUSSELL


IVONNE DE CARLO


LA PRIMERA MUJER: LILITH.

(Lilith- Robert Rossen-1964)


Cuenta la leyenda que antes de que Dios creara a Eva, Lilith había sido pareja de Adán, nacida del polvo al igual que él. La rebeldía e independencia de Lilith que no se dejó nunca someter ante la fuerza de Adán hicieron que ésta huyera del Edén y le abandonara, uniéndose con Samael y otros demonios en las aguas del mar Rojo. Adán, colérico, suplicó a Dios la creación de una nueva hembra que fuera su compañera. Dios creó así a Eva a partir de una de sus costillas, dando lugar a la mujer sumisa a las apetencias del hombre. Se dice que Lilith, convertida en demonio, desde entonces, se une a los hombres por la noche, mientras éstos duermen, engendra hijos con el semen que los hombres derraman en sueños y rapta niños de sus cunas.

Lilith representada por John Collier.

La indudable fuerza narrativa de Robert Rossen (El Buscavidas-1961) ilustra en la que fue su última película, la leyenda bíblica de Lilith encarnada en la apariencia dulce y aniñada de una inmensa Jean Seberg en uno de los papeles más relevantes de su irregular filmografía. En la película de Rossen el "demonio" Lilith es una joven y bella muchacha esquizofrénica que lleva a la perdición a todos los hombres que osan conocerla. Es la historia de Vincent Bruce (un Warren Beauty muy guapo y comedido) un veterano de guerra que decide trabajar como terapeuta ocupacional en el psiquiátrico donde está ingresada Lilith, para huir de los demonios de la guerra y del tormentoso recuerdo de su madre demente. El joven Vincent, no podrá evitar enamorarse de la hechicera Lilith y hará todo lo posible para seguir llevando su pasión a escondidas y proteger a la joven ante los directivos del psiquiátrico, ocultando sus mentiras y sus inquietantes acciones.



La película es narrada en un tono pausado y comedido, muy típico del cine de Rossen y en general, del buen cine americano de la época. que nos ofrece un conocimiento paulativo del alma de los dos amantes. La fotografía en blanco y negro en tonos claros, con mucha luz, concede una visión onírica de la narración, como irreal, imaginaria. Rossen utiliza también elementos simbólicos para enlazar la Lilith legendaria con su Lilith protagonista: La metáfora de la tela de araña irregular y cautivadora con la que el psiquiatra trata de explicar los entresijos de la mente esquizofrénica (ejemplificada desde el principio con la imagen de la mariposa atrapada en una tela de araña de los títulos de crédito iniciales) la fascinación enfermiza de Lilith por el agua, manisfestada en gran parte de las escenas más representativas de la película y la pasión de Vincent y Lilith, desbocada en parajes silvestres, cerca del agua y de la naturaleza.



El erotismo es otra de las armas de la película, muy sutil pero presente de principio a fin, la sensualidad envuelve el metraje en todo momento: las escenas de amor de los protagonistas, intercaladas con las imágenes de las aguas turbulentas del río, las miradas lascivas de Lilith, su inquietante comportamiento con los niños, su clara bisexualidad,  escenifica de forma tenue pero tajante la arrolladora sexualidad de la Lilith mitológica reencarnada en la esquizofrénica Seberg.



Y aunque desde el punto de vista de la psiquiatría las explicaciones médicas detalladas en la cinta quedan desfasadas hoy día, su fuerza visual e interpretativa consiguen que tal aspecto se vea empequeñecido y no reste ni un ápice de esplendor a la totalidad de la obra. No sólo los protagonistas están a la altura, los secundarios también aportan mucha luminosidad: el joven enfermo intelectual enamorado de Lilith interpretado por Peter Fonda, la directora del centro, en el fantástico rostro de Kim Hunter (Un tranvía llamado deseo), el pequeño papel de un nobel Gene Hackman que debutó en esta cinta, constituyen todos ellos elementos enriquecedores de una película que no goza actualmente del reconocimiento que indudablemente se merece. Un inquietante clásico a descubrir, que recuerda en su forma a obras de la altura de El Coleccionista de William Wyler y en su simbología a la pertubardora La noche del Cazador  de Charles Laughton.

"El amor es destructivo"

jueves, 31 de octubre de 2013

ÁCIDO ANIVERSARIO EN PARÍS.

                             ( Le Week- End/ Roger Michell -2013)


Tras haber descubierto y disfrutado del amor verdadero y natural de Jessie y Céline, los protagonistas de Before... la trilogía creada por Richard Linklater sobre las diferentes fases de la relación de una pareja, es inevitable no ver en Le Week- End  a esos mismos personajes en la piel de Nick y Meg (Jim Broadbent y Lindsay Duncan) el sexagenario matrimonio de profesores ingleses que decide viajar a París, la romántica ciudad donde disfrutaron de su luna de miel, para celebrar su 30 aniversario de vida en común y tratar de revitalizar una relación condenada al tedio y a la desesperanza, amigos íntimos de la siempre mortal rutina. Y es que la manera de perfilar a esta pareja, sus  diálogos ácidos, sarcásticos o cómplices, hace que nos imaginemos a Jesse y Céline en su vejez en cada uno de los diálogos y  fotogramas.

Le Week-End se convierte, ya de entrada, sólo por eso, en una película atractiva y simpática, aunque lejos de la profundidad del guión y de los diálogos de la mencionada trilogía de Linklater e incluso de la química manifestada entre los protagonistas de ambas películas. Real, humana, de esas que muestran las relaciones entre las personas tal como son,  donde la complicidad, el conocimiento del otro en todos los sentidos, hace que ames y odies a esa persona casi a partes iguales. De ahí que la pareja durante su fin de semana parisino, fluctúe entre recordar los buenos momentos de su vida en común y echarse a la cara los rencores y reproches más añejos. El contraste entre las románticas vistas de la ciudad del amor y los sinsabores de la pareja protagonista, dan a la película un cierto aire melancólico, incluso trágico, como suele suceder al descubrir que, de la persona de la que antaño te enamoraste perdidamente, ya nada va a lograr sorprenderte, que inevitablemente, la vida y el paso del tiempo, han finiquitado una etapa que jamás volverá. Pero, que incluso, en toda pequeña tragedia y desilusión se esconde la belleza, en este caso, el  tener la seguridad de que, pese a todo, la otra persona, sigue siendo el compañero de viaje.

Los actores y el notable entendimiento entre ellos, es otro de los puntos fuertes de esta cinta. En seguida caen simpáticos, sobre todo el torpe y acomodado Nick, que aguanta estiocamente las afiladas y cortantes ironías de una más soñadora Meg, a los que además, se une el actor Jeff Goldblum con un histriónico y divertido personaje, un ex alumno de Nick al que encuentran por casualidad en la noche parisina y el cual, les invita a una cena entre amigos donde se desatará una de las escenas cumbre de la historia, protagonizada por un desencatado Nick.

En definitiva, Le Week-End es un buen intento del director de la archiconocida Notting Hill (1997), por plasmar la filosofía del amor, la convivencia y los estragos del paso del tiempo en las pasiones, las relaciones y la vida compartida.

 Espinosa y divertida.


MÁS CECIL BEATON...


Eterna Audrey Hepburn










Majestuosa Liz Taylor



Junto a Richard Burton



Dulce Marilyn







Oscuro Orson Welles




Primera entrada sobre Cecil Beaton en : Greta Garbo y Katherine Hepburn by Cecil Beaton

lunes, 28 de octubre de 2013

BLUE MOON, BLUE JASMINE...

(Blue Jasmine- Woody Allen/ 2013)


Qué difícil es a veces, el comenzar de nuevo. Reconozco que tras varios meses de parón con el blog, me está constando volver a engrasar las neuronas para comentar con cierto tino y sentido la cantidad de películas que he visto en estas semanas de ausencia. Y es que como digo, comenzar de nuevo puede resultar turbador, angustioso e incluso terrorífico ( eso de enfrentarse a un folio o una pantalla en blanco, nunca se me ha dado demasiado bien) tal y como le ocurre a la desconsolada Jasmine (encarnada por Cate Blanchett) de la película anual que Woody Allen nos ha presentado este año.

Bueno, a esta Jasmine de Allen, más que terrorífico y angustioso, el empezar de cero una nueva vida, una nueva existencia, le resulta tremendamente humillante. Y es que Allen, nos vuelve a sumergir en una historia de personajes aburguesados, tan típica y tópica en todas sus películas, sin que ello, suponga ningún menoscabo en el interés por las mismas. Todo lo contrario, la Jasmine desgraciada que nos dibuja el director neoyorquino, bien podría representar a un grupo de personas que estos días, debido a los acontecimientos sociales y económicos actuales, se han visto o se están viendo en el punto de partida de una vida tan alejada a su existencia anterior, como Plutón del planeta Tierra.


Casada con un importante hombre de negocios, millonario, clasista y mujeriego ( interpretado por Alec Baldwin) Jasmine es una mujer mantenida, frívola e ignorante; acostumbrada a un nivel de vida de élite, donde sus máximas preocupaciones se centran en elegir el mejor Louis Vuitton o en relajarse en el spa más chic. Cuando su marido la abandona y cae en desgracia debido a los fraudes financieros que realiza, el mundo burbuja de Jasmine se evapora, mostrándole la cruda realidad, que está sola y arruinada, sin trabajo, sin estudios y sin amigos. Por ello, adicta ya al alcohol y las pastillas, decide comenzar una nueva vida en el humilde apartamento de su hermana adoptiva Ginger, una mujer trabajadora con un nivel de vida mucho más precario que al que su hermana estaba acostumbrada. El nuevo universo al  que Jasmine está condenada a amoldarse,  se le va presentando cada vez más negro y profundo, imposible de arrancarse el disfraz de mujer burguesa, la desdichada Jasmine irá gradualmente alcanzando la locura, a través de mentiras y subterfugios con el ávido afán de mantener su estatus anterior. 

Pero a pesar, de la crudeza de la historia, ésta presenta también esa vis cómica inconfundible en la mayoría de las películas de su director, recayendo principalmente en el personaje de la hermana de Jasmine y su entorno, la relación que ésta mantiene con un macarra y en general, logra dotar con humor las situaciones trágicas en las que se ve envuelta su protagonista, mezclando escenas de la vida actual de Jasmine con flashbacks de su etapa anterior para dar un mayor contraste a los sentimientos vividos por la protagonista y entender mejor su desconsuelo. Al igual que la relación mantenida con su hermana y salvadora, esa misma de la que como en antaño, en su situación actual y a pesar de estar mucho peor que ella en todos los aspectos, sigue mirando por encima del hombro con desprecio.

Sin duda, Blue Jasmine me ha parecido una de las mejores películas de Allen de los últimos años, aunque alejada, sin embargo, de la grandiosidad de sus obras maestras de los ochenta. Una película que supone, una vez más, una crítica a esa sociedad adinerada que tanto gusta a Woody Allen y que tan bien suele retratar. Vidas vacías, donde lo único que habita es el orgullo y la apariencia y que convierte a sus protagonistas en meros títeres del dinero, sin lograr madurar ni adaptarse a las vicisitudes y baches con los que la vida suele sorprender.

Y si hay que destacar algo de esta obra, es sin duda alguna, la actuación de una brillante Cate Blanchett, una actriz que no suele convencerme demasiado y que en esta película ha logrado enamorarme completamente, con esa alocada e histriónica Jasmine, de ojeras violáceas, ojos llorosos y blusas sudadas de alta costura.


Inmensa la última escena.


Blue moon....


                 ....Blue Jasmine.

jueves, 15 de agosto de 2013

FOTOS CHIC DE TERRY O´NEILL




Londinense nacido en 1938, Terry O´Neill es
 uno de los grandes amos de la fotografía de los años 60 y 70. Comenzó a trabajar muy joven y con sólo 20 años se hizo famoso por conseguir una instantánea del primer ministro británico echando una cabezada en el aeropuerto de Heathrow. A partir de entonces, comenzó a trabajar para las agencias internacionales más importantes haciéndose un nombre gracias a sus trabajos con los actores, músicos y celebrities más influyentes de la época. Con sus fotografías podemos realizar todo un viaje en el tiempo a dos de la décadas más chic del cine y la música.

Una de sus fotos más reconocidas: El rostro seductor de Brigitte Bardot, semioculto por sus cabellos al viento.


El agente 007, también le otorgó grandes alegrías con sus fotografías, en este caso, encarnado por Roger Moore.


La delgaducha Twiggy, icono indiscutible de la moda de los 60.


La actriz Faye Dunaway fue su esposa durante los primeros 80; muy famosa esta imagen, la de la actriz junto a la piscina de su mansión y su oscar.


Otro Bond, Sean Connery, abraza a la rubia Bardot ante los ojos de O´Neill.


Audrey también se puso ante su objetivo en más de una ocasión. Una foto muy curiosa y diferente de la actriz fue ésta de la piscina, con los cabellos mojados sobre su rotro y una pícara y traviesa mueca.



Clint Eastwood leyendo un periódico la mar de relajado.


Dustin Hoffman con un look muy a lo Beatle.


Otra de las musas setenteras, la bellísima Jacqueline Bisset.




Una de mis fotos favoritas: David Bowie y su amiga Liz Taylor.


La cándida Mia Farrow con su peinado en Rosemary´s Baby, comiendo un cucurucho.


Arrebatador como siempre, Paul "ojos azules" Newman.


Otra de las fotos míticas de O´Neill, Rachel Welch crucificada.


Sean Connery le saca una foto...


Bellezones sesenteros: Ursula Andress y Sharon Tate




Los Rolling Stones también fueron asiduos del obejtivo de Terry O´Neill



Los cuatro magníficos del terror: Cristopher Lee, Vicent Price, John Carradine y Peter Cushing.


Y para finalizar, otra pareja mítica londinense: Terence Stamp y Jean Shrimpton