sábado, 11 de mayo de 2013

ALFREDO LANDA, OTRO MITO QUE NOS DICE ADIÓS.



Parece que la mala racha para el cine español continua. A la ya extensa lista de fallecimientos de nombres ilustres de nuestro panorama cinematográfico acontecidos en los últimos meses, ahora hay que añadirle uno más, el de uno de nuestros más grandes mitos: Alfredo Landa. Y es que hablar de Landa no solo es hablar del "Landismo", de esa larga lista de películas cómicas que protagonizó a principios de los años 70, que marcaron una época de la sociedad española, una sociedad que a modo de catarsis se desahogaba entre carcajadas de una represión de la que estaba harta; además hablar de Landa, supone hacerlo también de algunos de los títulos e interpretaciones más relevantes de nuestro cine en los últimos 50 años: Atraco a las tres, El verdugo, El Puente, El Crack, Los Santos Inocentes, La vaquilla, El Bosque animado, La marrana, Canción de cuna y un larguísimo etcétera.

Nació en Pamplona hace 80 años e iba para abogado. Pero a los 25 años dio carpetazo a la carrera de derecho para cumplir su sueño como actor, a pesar de la oposición de su familia que veían eso de actuar, algo totalmente rocambolesco y pasto para todo tipo de habladurías. Pero a pesar de todo, dejó su Pamplona natal, y con siete mil pesetas y una carta de recomendación se plantó en Madrid, para comerse el mundo. Era 1958. En 1962, con 29 años, se estrenaba en cine, por la puerta grande, con la mítica Atraco a las tres. Luego vendría otro título grande El verdugo y por supuesto, esa larga lista de películas que fueron bautizadas con su nombre (Landismo) y que ejemplifican toda una época. A pesar de haber sido denostadas durante años, las películas del Landismo, han sabido verse con los años a través del prisma de la distancia y, tal vez también, de la nostalgia. Una época de la que él nunca no sólo no renegó, si no que siempre dijo sentirse orgulloso y agradecido.

Hombre de marcado carácter y algo cascarrabias y refunfuñón, pero a la par, afable y cariñoso, mantuvo una larga amistad y relación cinematográfica con el director José Luis Garci, con el que realizó nada menos que siete películas, entre las que destacan Canción de Cuna y El Crack. Luz de Domingo fue la última que rodó bajo a sus órdenes y que dio lugar a un periodo de desavenencias entre ambos. Pero como buenos amigos que eran, tales desavenencias se disiparon tras la publicación de la biografía de Alfredo Landa, titulada Alfredo el Grande en 2008 y sus recaídas de salud que marcaron sus últimos años de vida, hasta el punto de tener que ser internado en una residencia a consecuencia del ictus que sufrió algunos años atrás.

 Retirado del cine desde 2007, fue ganador de 3 Goyas y el premio al mejor actor en Cannes (compartido con Paco Rabal) por sus intrepretaciones en la gran Los santos inocentes. Deja una viuda, tres nietos y un legado cinematográfico difícil de igualar.

Descanse en paz, maestro.

"Estoy bastante emocionado por la muerte de Alfredo Landa. En el trabajo que abordamos juntos, «Los santos inocentes», estuvo realmente maravilloso. La prueba es la propia película que hicimos. Ahora, cuando lo recuerdo, sólo me salen las bondades que tenía. Landa era un verdadero actor de raza, una persona muy considerada cuando trabajabas con él. Era un auténtico placer verle trabajar. Recuerdo que dio a su personaje parte de su personalidad. Lo rodeó con unos registros que yo entonces ignoraba que él poseyera. Sin duda, él ha sido uno de los grandes actores con los que he trabajado a lo largo de toda mi carrera. Era único. Una gran personalidad y un excelente actor."
Mario Camus.
 A continuación, pongo el enlace de una interesante entrevista concedida a El País en 2008, poco antes de recibir su Goya Honorífico, en la que hablaba, entre otras cosas, de su retirada definitiva del cine.

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