lunes, 13 de enero de 2014

EL TIEMPO QUE YA NO VOLVERÁ

(Lo que queda del día- James Ivory-1993).


En 1993, un año después del éxito de la, en mi opinión, sobrevalorada "Regreso a Howards End", el director británico James Ivory, realizó esta adaptación cinematográfica de la novela homónima del anglo-japonés Kazuo Ishiguro, sobre la vida de un mayordomo, el Sr. Stevens (magistralmente interpretado por Anthony Hopkins, también un año después de su Hannibal Lecter de "El silencio de los corderos") que sirve en Darlington Hall,  una enorme mansión de la campiña inglesa, durante toda su vida, y la relación de éste con el mundo que le rodea: con sus señores, con su padre y sobre todo, con la Srta. Kenton (Emma Thompson) el ama de llaves de la que estuvo secretamente enamorado. 


Lo que queda del día (cuya traducción literal del inglés "The remains of the day" viene a ser Los restos del día) es una historia sobre el tiempo. Por un lado, ese tiempo imperturbable, detenido, angustiosamente rutinario del trabajo de sirviente; por otro, el del tiempo que se nos fue y que ya no volverá, el de las opciones que dejamos atrás, el del tiempo que fija el camino vital elegido y que ya no brinda una segunda oportunidad y por supuesto, sobre el tiempo al que se refiere el título, esos pequeños momentos que nos quedan al finalizar el día, cuando nuestros deberes están ya hechos y nos quedamos a solas con nosotros mismos y nuestros pensamientos. Además de ser una historia de sentimientos, de amor reprimido, encerrado en el interior como si de un pájaro en una jaula se tratase. Es una película exquisita, sublime, que representa a la perfección la sociedad británica más tradicional, esa que tan bien conocen aún los ingleses de hoy en día, de señores y sirvientes, un "arriba y abajo" hecho película, donde se refleja el día a día de los dos mundos tan diferentes pero que habitan bajo los mismos muros, sus puertas camufladas para permitir al servicio entrar y salir del mundo señorial, de los acontecimientos históricos en los que todos se ven envueltos, la educación rígida e intachable bajo la que se desenvolvían...




Al empezar la película, han pasado ya más de 20 años desde que el Sr. Stevens y la Srta. Kenton trabajaran juntos en Darlintong Hall, pero entre ellos aún queda parte de ese vínculo que los mantuvo tan unidos a la par que tan distantes durante sus años de convivencia en la mansión. Ella decidió a tiempo llevar otro camino que la hiciera más feliz que estar por siempre bajo los yugos del trabajo. Él, sin embargo, sigue siendo el mayordomo de Darlintong Hall, aunque ahora al servicio de otro señor. Deciden encontrarse de nuevo, y en su camino, El Sr. Stevens echa la vista atrás, rememorando durante largos flashbacks los días dorados de la mansión y de los errores cometidos en su amistad con el ama de llaves. 




Lo que queda del día, es una de las más grandes historias de amor del cine actual. Rodada con lentitud, su ritmo suave nos ayuda a conocer a sus personajes, a descubrir los detalles de un amor callado, de una pasión contenida, mediante miradas, silencios, comentarios cómplices, pero sin ningún tipo de declaración amorosa en ningún instante. Es la historia melancólica y gris, de un hombre dedicado con sacrificio y lealtad, en cuerpo y alma, a lo único para lo que posiblemente había sido educado: el deber, mostrando una neutralidad gélida hacia los momentos más emocionales de la vida: la muerte de un padre, el enamoramiento... El papel del Sr Stevens, como dije más arriba le sentó como un guante a Anthony Hopkins, componiendo un personaje frío en apariencia pero lleno de matices ya que con su mirada azul y acuosa refleja esa pasión reprimida del mayordomo hacia su partenaire, una Emma Thompson brillante en su papel del ama de llaves, una mujer en principio,casi tan reprimida como el Sr Stevens pero que decide envalentonarse para huir de esa vida que tan vacía la hace sentir.


La música y la perfecta ambientación de la época,los años 30, cuidada hasta el más mínimo detalle, ayudan a dotar de mayor credibilidad las magistrales interpretaciones de su pareja protagonista, acompañados por rostros tan conocidos como Hugh Grant, Christopher Reeve o James Fox. Una película británica exquisita que guarda una de las escenas de amor más aplaudidas de los últimos años (aquella en la que Emma Thompson le arrebata un libro a Anthony Hopkins) que invita a sentir incluso a los menos románticos y sobre todo, a darnos cuenta de que nunca deberíamos sacrificar nuestras vidas, de que las oportunidades pasan y nunca más regresan. 

Maravillosamente triste.

5 comentarios:

Maribel dijo...

Es una adaptación muy buena de la novela de Ishiguro donde se exploran temas muy interesantes en un período crucial de la historia. El personaje principal ha vivido reprimiendo no sólo sus sentimientos (el amor por Miss Kenton o el dolor por la muerte de su padre), sino también su capacidad crítica ya que por una lealtad mal entendida no se ha atrevido nunca a pensar por sí mismo y cuestionar las decisiones políticas de su señor.

Sin duda es uno de los mejores esfuerzos del trío Merchant-Ivory-Jhabvala. Es curioso que siendo una historia muy inglesa todos los implicados sean de otra nacionalidad (Ishiguro, el autor de la novela, de origen japonés, Ivory americano y Merchant indio). Funciona a múltiples niveles, la ambientación de época, el ritmo pausado y la interpretación de los actores, especialmente de Anthony Hopkins.

Saludos

CAROL LEDOUX dijo...

Fantástico comentario, muchísimas gracias por pasarte por aquí Maribel.

Saludos!

Anónimo dijo...

que gran actuación de Anthony Hopkins.
miguel, salu2.

CAROL LEDOUX dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, Miki ;)

Anónimo dijo...

estaría bueno que me llevarás la contraria, Quimérica inquilina, jej
miguel, salu2