INSIDIOUS

Título original: Insidious.

País: USA.

Director: James Wan.

Reparto: Patrick Wilson, Rose Byrne, Barbara Hersey.

Género: Terror.

( Aviso incluye spoliers).

"Insidious" debería estudiarse en las academias de cine como ejemplo de lo que no se puede hacer para no cargarse lo que en principio estaba siendo una buena película. La historia parte bien, bastante bien, diría yo, teniendo en cuenta que se trata de una película de bajo presupuesto y con lo manido que resulta ya el tema del terror en el cine, pero en un momento dado, todo se va al traste, convirtiendo el entretenimiento en todo un auténtico despropósito.

Una típica familia feliz americana se traslada a vivir a una antigua casa. Días más tarde y después de haber sufrido una caída en el desván, el hijo mayor no se despierta, entrando en una especie de coma profundo, sin que los médicos sepan exactamente a qué se ha debido. A partir de ese momento, en la casa empezarán a suceder fenómenos extraños, por los que la familia, muerta de miedo, decidirá mudarse.

Los primeros 35 minutos de "Insidious" son angustiantes y entretenidos. Aunque suceden las mismas cosas de siempre en este tipo de películas: puertas que se abren solas, sombras en la oscuridad, alguien que llama misteriosamente a la puerta de madrugada y luego desaparece, voces susurrantes que se oyen a través del "escucha bebés" (eso me recordó enormemente a la película " La habitación del hijo" de Álex de la Iglesia) etc., son efectivas, dan miedo (al menos para alguien como yo, que me asusto con mi propia respiración en la oscuridad de la noche) y te mantienen en tensión. Pero ya desde el principio se vislumbra que, aunque la cosa ha empezado bien, llegará un momento en que el director no podrá seguir sosteniendo esa inquietud, esa tensión y que la trama se desparramará de cualquier manera. Y es eso lo que sucede exactamente a mitad de la película: el desparrame, desmadre y despiporre absoluto, en concreto desde que entran en acción los cazafantasmillas de turno, con la medium de turno y al padre le da por imitar a su pequeñuelo. A partir de ahí, los momentos de tensión se convierten en momentos de risión, los fantasmillas inquietantes se transforman en caretas sonrientes o en hevorros desmelenados con demonio enjaulado incluído y la antigua casa trrorífica se llena de luces rojas de neón más parecidas a las de un puticlub o a las de un antro gótico-heavy años 80... vamos, que como he dicho al principio: todo un despropósito.

Y es que tampoco es tan complicado hacer que una trama de terror no decaiga, únicamente hay que tratar de no explicar al detalle las causas de lo que está ocurriendo, puesto que creo que precisamente es lo irracional, el no saber el porqué, lo que provoca el verdadero terror. El miedo es como el amor, si sabes de lo que están hechos, pierden su esencia. Pero parece que los cineastas no se han percatado aún de esto último, sobre todo los americanos, y en toda película de terror, al final de tantas explicaciones que te dan, lo único que provocan es que sueltes un bostezo. Si a eso le añades monstruitos y fantasmillas de tres al cuarto, pues ya la cagada fílmica puede ser monumental.

En fin, si aún con lo dicho, alguien quiere ver "Insidious", le recomiendo como siempre hago con las películas así, que lo haga acompañado de amigos con los que poder comentar los mejores momentos (de descojone) de la película, porque en caso de verla solo puede acabar resultando "insidiosamente" aburrida.