jueves, 1 de diciembre de 2011

HISTORIAS DE DESAMOR (3): JUANA LA LOCA.



Título Original: Juana la Loca.
País: España.
Director: Vicente Aranda.
Reparto: Pilar López de Ayala, Daniel Liotti, Manuela Arcuri, Guillermo Toledo, Eloy Azorín.
Género: Drama Romántico.

Corría el año 2001 cuando una joven actriz llamada Pilar López de Ayala le arrebataba el Goya a la mejor actriz a la mismísima Nicole Kidman. Pilar, había interpretado uno de los mejores papeles femeninos en el cine español en décadas, devorando sin piedad al resto del reparto en una peliculilla que de no haber sido por ella, no hubiera destacado prácticamente en nada, exceptuando una sobriedad inusual a todos los niveles en el cine del siempre exagerado y lujurioso Vicente Aranda. Juana la Loca, es por tanto, Pilar López de Ayala, que dotó a su personaje de una pasión arrebatadora y desesperada, con un realismo que emociona hasta poner los pelos como escarpias.

Es el año 1496 y una flota Real parte del puerto de Laredo (Cantabria) hacia Flandes. La causa es que los Reyes Católicos envían a su joven hija Juana a contraer matrimonio con el archiduque de Austria, Felipe de Habsburgo, para así poder estrechar sus lazos de poder con el Emperador Maximiliano I de Austria.

Nada más conocerse, entre los futuros esposos se produce un pasional flechazo de tal calibre que solicitan adelantar los preparativos de la boda para poder consumar el matrimonio lo antes posible. Pero poco más tarde, el siempre promiscuo Felipe, comenzará a  agobiarse del desbordante temperamento emocional de su mujer, llevándole a visitar las alcobas de otras  mujeres de la corte. Dicha promiscuidad hará brotar en Juana unos celos obsesivos, sumiéndola en la más profunda desesperación romántica, atromentándola día tras día por cada ausencia y cada desplante de su marido, hasta el punto de abandonar por completo sus obligaciones reales. Tras la muerte de su madre, sus hermanos mayores y su sobrino, Juana será la siguiente en la línea de sucesión de la Corona de Castilla; será entonces cuando su vulnerable emotividad será utilizada por todos cuanto la rodean para poder arrebatarle el inmenso poder de gobernar, tachándola de enferma y de "loca" y así, dejar el reinado en las únicas manos de Felipe. Convertida ya en reina, Juana seguirá viviendo más por su amor romántico que por su trono, locamente enamorada de su marido, desoyendo los consejos que sus fieles le proporcionaban para tratar de salvar el Reino de Castilla, sabedora de las verdaderas intenciones de su amor de recluirla lejos e inahibilitarla de su poder de gobernar, hasta tal punto de querer rechazar el trono con tal de que su marido estuviera con ella. Tras la prematura muerte de éste a los 28 años, la infeliz Juana,  traicionada por todos incluyendo  padre, marido y posteriormente hijo, acabará sus días encerrada en el castillo de Tordesillas, sin más compañeros que los arrebatados y fogosos recuerdos que le quedaban de la locura de amor que sintió hacia Felipe.

 Históricamente, la infanta Juana, al igual que ocurrió con su hermana pequeña, Catalina, tuvo la suerte de vivir algo de lo que carecería la vida de la mayoría de las princesas de la época: enamorarse del esposo que sus padres tenían reservado para ellas, incluso a veces, desde el mismo momento de su nacimiento. Catalina se enamoró de su marido Enrique VIII, Juana de Felipe de Hasburgo. Pero el destino tenía reservada para ambas la más amarga de las hieles del amor, la traición y el desamor de sus respectivos esposos. Catalina, poseedora de un talante mucho más orgulloso que su hermana, defendió con uñas y dientes hasta el último aliento lo que legítimamente le pertenecía. Juana por el contrario, siempre sintió mucho más como mujer que como reina, viviendo  más zambullida en el torbellino de sus emociones que en el frío filo del orgullo y la razón, lo cual le llevó a ser una de las reinas más incomprendidas y "utilizadas" por aquellos que estaban más preocupados en asuntos políticos que en entender el corazón de una mujer enamorada.

Durante siglos, Juana I de Castilla, la primera reina de España, fue considerada una reina mentalmente enferma e incapaz de gobernar. Actualmente, son muchos los historiadores que se inclinan más por la versión de que la joven reina de lo que padeció fue nada más y nada menos que de mal de amores y que su supuesta "locura" no fué más que tristeza por ver que su marido, al que amaba con veneración, no le correspondía, la cual fue utilizada como el mejor camino para alejarla de un mundo donde todos se movían por interés,  poder y avaricia. Una mujer fuertemente emotiva, con una salud física de hierro, gracias a la cual, pudo parir sin ninguna dificultad seis hijos en menos de nueve años, fruto de la pasión desmedida que sentía hacia su esposo, pero con una vulnerabilidad emocional bastante acusada, en un mundo frío donde enamorarse con locura, donde sentir desde las entrañas no estaba permitido para ninguna mujer y menos aún para una reina.

La película recrea la pasión desbordada que la joven Juana sintió hacia el vividor Felipe El Hermoso. Se trata, por tanto, de una película romántico-dramática por lo que las más que evidentes licencias históricas por parte del director, pueden medianamente perdonarse. La recreación histórica en cuanto a vestuario y fotografía es más que acertada, con esos tonos opacos y oscuros, que tan bien representa la tristeza y sobriedad del comienzo de la Edad Moderna. Considero que el guión es correcto, cercado sobre todo para luciomiento del papel principal y los secundarios son meros adornos e instrumentos para que el papel de Juana vaya desarrollándose a lo largo de todo el film (incluso el papel de Felipe El Hermoso, dejado en manos del italiano Daniel Liotti, no destaca ni para bien ni para mal, solo por su evidente y cierta "hermosura"). la película, toda ella, es Juana y Juana es Pilar López de Ayala, sin su maravillosa recreación de esta reina triste, la película no sería la misma y probablemente no destacaría en nada.

Lo mejor: Pilar López de Ayala.

Lo peor: Que se hayan tomado licencias históricas innecesarias que pueden despistar al espectador de lo que históricamente y con hechos constatados ocurrió.

La escena: De todas las escenas en las que aparece la protagonista me quedo con dos, por su fuerte e indiscutible emotividad: la primera, cuando después de enterase de la muerte de su madre y descubrir las infidelidades de su marido, la joven Juana sale a uno de los patios de palacio gritando: "Mi madre ha muerto! Mi marido me engaña! ¿eso es estar loca?". La segunda, es la escena en que la ya Reina de Castilla, se presenta ante sus enemigos (incluído su marido) para defender lo que legítimamente es suyo y para impedir que firmen su encierro de por vida. Es una escena muy emotiva porque en ella, Juana únicamente intenta defender su postura no por orgullo herido, si no para evitar que la encierren y que su marido pueda sustituírla en su lecho por otra mujer.




Maravilloso personaje, tanto histórica como cinematográficamente hablando, el de esta reina infeliz e injustamente incompredida, como siempre lo ha sido el lado más amargo del amor.

"El que no cela, no ama".

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Princesa enamorada sin ser correspondida,
clavel rojo en un valle profundo y desolado,
la tumba que te guarda rezuma tu tristeza
a través de los ojos que ha abierto sobre el mármol.

¿Tienes los ojos negros abiertos a la luz?
¿O se enredan serpientes a tus senos exhaustos?
¿Dónde fueron tus besos lanzados a los vientos?
¿Dónde fue la tristeza de tu amor desgraciado?

 (Versos extraídos de : Elegía a Doña Juana de F.G. Lorca)

3 comentarios:

Jagüi dijo...

No he visto esa peli, pero tengo que hacerlo, más que nada porque siempre me ha resultado fascinante el personaje de Juana la Loca. Me encanta la gente que ama hasta ese extremo.

LFNT dijo...

La pregunta es: ¿amó así porque estaba como un cencerro, o de tanto amar se volvió tarumba?

Anónimo dijo...

Hola, gracias a los dos por vuestros comentarios.

Contestando a tu pregunta LFNT, no creo que a estas alturas nadie pueda constatar al 100% si Juana la Loca estaba o no como tal. Yo, según lo que he leído sobre ella, no creo que estuviera loca, al menos cuando era joven, pero sí que era una mujer muy emotiva, rebelde y que vivió unos cuantos episodios depresivos a lo largo de su vida, causados por las infidelidades de su marido. Era muy muy celosa, eso sí, y no supo ni creo que quisiera controlar eso,también es normal, a ver cómo narices se apasiona alguien sin sentir celos... Todo esto unido a las conspiraciones políticas que había y que en aquella época la psiquiatría como que no estaba muy desarrollada. O a lo mejor fue una mezcla de ambas cosas: locura y conspiración. Lo que está claro es que su final fue muy triste, ahí ya si que se volvió tarumbera perdida. En todo caso, a mi siempre me ha gustado su historia, y también la de su hermana Catalina, es lo que tiene ser alcalaína, supongo :).

besos a los dos.
Carol.