( Le Week- End/ Roger Michell -2013)
Tras haber descubierto y disfrutado del amor verdadero y natural de Jessie y Céline, los protagonistas de Before... la trilogía creada por Richard Linklater sobre las diferentes fases de la relación de una pareja, es inevitable no ver en Le Week- End a esos mismos personajes en la piel de Nick y Meg (Jim Broadbent y Lindsay Duncan) el sexagenario matrimonio de profesores ingleses que decide viajar a París, la romántica ciudad donde disfrutaron de su luna de miel, para celebrar su 30 aniversario de vida en común y tratar de revitalizar una relación condenada al tedio y a la desesperanza, amigos íntimos de la siempre mortal rutina. Y es que la manera de perfilar a esta pareja, sus diálogos ácidos, sarcásticos o cómplices, hace que nos imaginemos a Jesse y Céline en su vejez en cada uno de los diálogos y fotogramas.
Le Week-End se convierte, ya de entrada, sólo por eso, en una película atractiva y simpática, aunque lejos de la profundidad del guión y de los diálogos de la mencionada trilogía de Linklater e incluso de la química manifestada entre los protagonistas de ambas películas. Real, humana, de esas que muestran las relaciones entre las personas tal como son, donde la complicidad, el conocimiento del otro en todos los sentidos, hace que ames y odies a esa persona casi a partes iguales. De ahí que la pareja durante su fin de semana parisino, fluctúe entre recordar los buenos momentos de su vida en común y echarse a la cara los rencores y reproches más añejos. El contraste entre las románticas vistas de la ciudad del amor y los sinsabores de la pareja protagonista, dan a la película un cierto aire melancólico, incluso trágico, como suele suceder al descubrir que, de la persona de la que antaño te enamoraste perdidamente, ya nada va a lograr sorprenderte, que inevitablemente, la vida y el paso del tiempo, han finiquitado una etapa que jamás volverá. Pero, que incluso, en toda pequeña tragedia y desilusión se esconde la belleza, en este caso, el tener la seguridad de que, pese a todo, la otra persona, sigue siendo el compañero de viaje.
Los actores y el notable entendimiento entre ellos, es otro de los puntos fuertes de esta cinta. En seguida caen simpáticos, sobre todo el torpe y acomodado Nick, que aguanta estiocamente las afiladas y cortantes ironías de una más soñadora Meg, a los que además, se une el actor Jeff Goldblum con un histriónico y divertido personaje, un ex alumno de Nick al que encuentran por casualidad en la noche parisina y el cual, les invita a una cena entre amigos donde se desatará una de las escenas cumbre de la historia, protagonizada por un desencatado Nick.
En definitiva, Le Week-End es un buen intento del director de la archiconocida Notting Hill (1997), por plasmar la filosofía del amor, la convivencia y los estragos del paso del tiempo en las pasiones, las relaciones y la vida compartida.
Espinosa y divertida.
Tras haber descubierto y disfrutado del amor verdadero y natural de Jessie y Céline, los protagonistas de Before... la trilogía creada por Richard Linklater sobre las diferentes fases de la relación de una pareja, es inevitable no ver en Le Week- End a esos mismos personajes en la piel de Nick y Meg (Jim Broadbent y Lindsay Duncan) el sexagenario matrimonio de profesores ingleses que decide viajar a París, la romántica ciudad donde disfrutaron de su luna de miel, para celebrar su 30 aniversario de vida en común y tratar de revitalizar una relación condenada al tedio y a la desesperanza, amigos íntimos de la siempre mortal rutina. Y es que la manera de perfilar a esta pareja, sus diálogos ácidos, sarcásticos o cómplices, hace que nos imaginemos a Jesse y Céline en su vejez en cada uno de los diálogos y fotogramas.
Le Week-End se convierte, ya de entrada, sólo por eso, en una película atractiva y simpática, aunque lejos de la profundidad del guión y de los diálogos de la mencionada trilogía de Linklater e incluso de la química manifestada entre los protagonistas de ambas películas. Real, humana, de esas que muestran las relaciones entre las personas tal como son, donde la complicidad, el conocimiento del otro en todos los sentidos, hace que ames y odies a esa persona casi a partes iguales. De ahí que la pareja durante su fin de semana parisino, fluctúe entre recordar los buenos momentos de su vida en común y echarse a la cara los rencores y reproches más añejos. El contraste entre las románticas vistas de la ciudad del amor y los sinsabores de la pareja protagonista, dan a la película un cierto aire melancólico, incluso trágico, como suele suceder al descubrir que, de la persona de la que antaño te enamoraste perdidamente, ya nada va a lograr sorprenderte, que inevitablemente, la vida y el paso del tiempo, han finiquitado una etapa que jamás volverá. Pero, que incluso, en toda pequeña tragedia y desilusión se esconde la belleza, en este caso, el tener la seguridad de que, pese a todo, la otra persona, sigue siendo el compañero de viaje.
Los actores y el notable entendimiento entre ellos, es otro de los puntos fuertes de esta cinta. En seguida caen simpáticos, sobre todo el torpe y acomodado Nick, que aguanta estiocamente las afiladas y cortantes ironías de una más soñadora Meg, a los que además, se une el actor Jeff Goldblum con un histriónico y divertido personaje, un ex alumno de Nick al que encuentran por casualidad en la noche parisina y el cual, les invita a una cena entre amigos donde se desatará una de las escenas cumbre de la historia, protagonizada por un desencatado Nick.
En definitiva, Le Week-End es un buen intento del director de la archiconocida Notting Hill (1997), por plasmar la filosofía del amor, la convivencia y los estragos del paso del tiempo en las pasiones, las relaciones y la vida compartida.
Espinosa y divertida.
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