Asfixiantes, quisquillosos, sospechosamente afables, maquiavélicos... Así son los vecinos "adorables" de los tétricos portales donde se desarrollan películas míticas como "La semilla del diablo", "El Quimérico inquilino"ambas de Roman Polanski, o "La Comunidad" de Alex De La Iglesia, rodada con un estilo muy Polanskiano homenajeando la recurrente temática del director polaco.
Los tres films se desarrollan bajo la idea del inquilino acosado sutil y cínicamente por sus ancianos vecinos, avariciosos y sectarios. Por ejemplo, la joven y embarazadísima Rosemary (Mia Farrow en "la semilla del diablo"), tenía que aguantar sin rechistar las visitas continuas de un matrimonio de simpáticos abuelillos, que bajo su aparente sobreprotección fraternal, escondían sus verdaderas intenciones satánicas al haber elegido a la inocente Rosemary para convertirla, nada menos, que en la madre del hijo humano de lucifer. En el caso de "El quimérico inquilino" protagonizada por el propio Polanski, un joven gris, algo introvertido, decide alquilar un apartamento en un viejo edificio parisino, que ha quedado libre al haberse intentado suicidar su anterior inquilina, una joven normal y despreocupada que decide arrojarse por la ventana sin motivos aparentes. Pronto empezará a sufrir las continuas quejas de unos vecinos huraños y distantes, recriminándole el hacer un ruido insoportable y el ser un joven inmoral, cuando la realidad es totalmente diferente. El joven, acabará obsesionándose con la inquilina suicida hasta llegar a la locura ayudado por el resto de residentes del vecindario...Ambas películas, rodadas con el inconfundible estilo sobrio y asfixiante de Polanski, y ese humor negro tan característico de su filmografía.
Estas tres películas consiguen crear una atmósfera inquietante (principalmente, las dos primeras de Polanski) gracias a las paranoias creadas por los propios protagonistas y las reacciones de sus vecinos. Personas introvertidas y solitarias que deciden vivir en edificios junto a otras personas aparentemente distantes y tranquilas (sobre todo, ancianos) pero que pronto empezarán a sentir que sus distantes vecinos están pendientes de cada paso que dan, torturándoles psicológicamente.
Otra de las películas que dibuja este tema, es "Misterioso Asesinato en Manhattan" de Woody Allen, donde el matrimonio formado por Diane Keaton y el propio Allen, decidirán espiar a su anciano vecino, tras la precipitada muerte de su esposa, del que sospechan que ha podido asesinarla. En este caso, los papeles de espia-espiado, se invierten, siendo los protagonistas los que se quedan en el lado de la mirilla para seguir los pasos de su vecino. Mucho menos negra que las anteriores, retrata la vida de un matrimonio de mediana edad que encuentra en su historia vecinal (sobre todo ella, Diane Keaton) una gran aventura detectivesca para salir de la rutina del día a día. Tal y como se veía en "La ventana indiscreta" de Hitchcock, en la cual, el fotógrafo protagonizado por James Steward, pasaba los días entreteniéndose como vouyeur de sus vecinos, al haberse roto una pierna y no poder moverse de su domicilio, en su entretenimiento de observar la cotidianidad de los inquilinos de su comunidad, que tienen todos las ventanas abiertas de par en par debido al insoportable calor del verano, pronto empezará también a sospechar de uno de ellos, creyendo que ha podido asesinar a su esposa.
La escena que más me llama la atención de todas estas películas, es una de las finales de "El quimérico inquilino", cuando el joven Trekolsvi, en el punto álgido de su locura, decide imitar a su predecesora inquilina, y en el momento en que se va arrojar por la ventana, se imagina a todos sus vecinos asomándose a las ventanas que dan al patio, como si estuvieran en los palcos de un teatro aplaudiendo al actor que ha finalizado una función. Una escena histriónica, sobrecogedora y a la vez esperpéntica.
El tema de las comunidades vecinales extrañas y maquiávelicas me llama mucho la atención en el cine, sobre todo, en el caso de éstas películas que he nombrado, ver cómo el protagonista se va volviendo loco o entrando en un bucle psicológico a causa de sus relaciones vecinales, el intuir qué puede estar sucediendo tras la puerta de enfrente, esos edificios tan grandes y viejos, llenos de puertas y de ocupantes extraños, me parece una buena forma de representar la propia locura, una metáfora de como puede llegar a ser el propio cerebro, lleno de puertas tras las cuales no sabemos que es lo que habita...
Precisamente haciendo gala de ese humor negro, Álex de la Iglesia, en estado de gracia, rodó con Carmen Maura "La comunidad", donde la protagonista, una mujer madura que trabaja como agente inmobiliario, descubre tras el fallecimiento del vecino de arriba del piso que ha "ocupado", un anciano con el síndrome de Diógenes, que éste había escondido sigilosamente el dinero que había ganado jugando a la lotería y que había decidido no compartir con el resto de vecinos, los cuales, ávidos por conseguir dicho dinero, decidirán vigilar muy de cerca a la protagonista.
Otra de las películas que dibuja este tema, es "Misterioso Asesinato en Manhattan" de Woody Allen, donde el matrimonio formado por Diane Keaton y el propio Allen, decidirán espiar a su anciano vecino, tras la precipitada muerte de su esposa, del que sospechan que ha podido asesinarla. En este caso, los papeles de espia-espiado, se invierten, siendo los protagonistas los que se quedan en el lado de la mirilla para seguir los pasos de su vecino. Mucho menos negra que las anteriores, retrata la vida de un matrimonio de mediana edad que encuentra en su historia vecinal (sobre todo ella, Diane Keaton) una gran aventura detectivesca para salir de la rutina del día a día. Tal y como se veía en "La ventana indiscreta" de Hitchcock, en la cual, el fotógrafo protagonizado por James Steward, pasaba los días entreteniéndose como vouyeur de sus vecinos, al haberse roto una pierna y no poder moverse de su domicilio, en su entretenimiento de observar la cotidianidad de los inquilinos de su comunidad, que tienen todos las ventanas abiertas de par en par debido al insoportable calor del verano, pronto empezará también a sospechar de uno de ellos, creyendo que ha podido asesinar a su esposa.
La escena que más me llama la atención de todas estas películas, es una de las finales de "El quimérico inquilino", cuando el joven Trekolsvi, en el punto álgido de su locura, decide imitar a su predecesora inquilina, y en el momento en que se va arrojar por la ventana, se imagina a todos sus vecinos asomándose a las ventanas que dan al patio, como si estuvieran en los palcos de un teatro aplaudiendo al actor que ha finalizado una función. Una escena histriónica, sobrecogedora y a la vez esperpéntica.
El tema de las comunidades vecinales extrañas y maquiávelicas me llama mucho la atención en el cine, sobre todo, en el caso de éstas películas que he nombrado, ver cómo el protagonista se va volviendo loco o entrando en un bucle psicológico a causa de sus relaciones vecinales, el intuir qué puede estar sucediendo tras la puerta de enfrente, esos edificios tan grandes y viejos, llenos de puertas y de ocupantes extraños, me parece una buena forma de representar la propia locura, una metáfora de como puede llegar a ser el propio cerebro, lleno de puertas tras las cuales no sabemos que es lo que habita...
2 comentarios:
Hola, Ledoux!
La pareja de simpáticos abuelillos me pareció casi lo más inquietante de La semilla del diablo. Sobre todo la señora (Ruth Gordon, pedazo de actriz, ganadora del Óscar a la mejor secundaria en esta obraza maestra). Qué paciencia hay que tener con los vecinos...
Hola Xavi! Sí, tienes razón, la pareja de abuelillos de "La semilla.." daban más que yuyu..
Un besazo.
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