martes, 19 de abril de 2011

OTRA MUJER




 Título original: Another woman.
        País: USA.
        Director: Woody Allen.
        Reparto: Geena Rowlands, Mia Farrow, Gene Hackman.

Una de las películas más existencialistas e intimistas del director neoyorkino por excelencia: Woody Allen; Narra la historia de Marion (Geena Rowlands) una mujer exitosa que acaba de cumplir los cincuenta. Marion es cerebral y organizada, famosa escritora de filosofía es una eminencia en su campo, casada en segundas nupcias con un prestigioso cardiólogo, sabe que tiene una vida modelo. Todo cambia cuando al alquilar un pequeño apartamento para poder concentrarse más sosegadamente en su nuevo libro, escucha a través del respiradero del aire las sesiones que un psiquiatra vecino tiene con sus pacientes. Una de esas veces, escucha el angustioso relato de una misteriosa mujer embarazada (Mia Farrow), cuyas confesiones harán que Marion mire dentro de sí para darse cuenta de lo vacía que está su vida en realidad.

“Otra Mujer” es un buen ejemplo del autoengaño al que puede sumirse el ser humano para tratar de huir de sus evidentes carencias y desilusiones. A través de poco más de una hora, Woody Allen nos adentra en las profundidades del alma de dos mujeres angustiadas, una de ellas, el misterioso personaje interpretado por Mia Farrow al menos ha reconocido a tiempo que está sumergida en una vida insípida y sin alicientes. La otra ( Geena Rowlands) se dará cuenta quizás demasiado tarde de las cosas que dejó por el camino para conseguir una vida admirada pero carente de sentimientos: Su primer matrimonio con un hombre mayor que la adoraba, la amistad con su mejor amiga de la infancia, la pasión desenfrenada que sintió por el mejor amigo de su actual esposo, una pasión que truncó para embarcarse en un matrimonio sin pasión pero cómodo y de gran estatus social, el haberse negado a tener hijos durante su juventud en pro de alcanzar el éxito profesional... La película retrata ese angustioso momento que todos tenemos alguna vez, cuando se nos cae la máscara que llevamos puesta y nos observamos a nosotros mismos preguntándonos aquello de “Que hubiera pasado si...”

El momento: Cuando Marion escucha por primera vez el relato de la paciente interpretada por Mia Farrow y como va cambiando la expresión de su rostro a medida que se va dando cuenta de lo mucho que se identifica con la otra mujer, un rostro que va desde la indiferencia o calma hasta la más absoluta angustia..

En definitiva, una película amarga y triste, de esas que bajo ningún concepto hay que ver estando depre (o quizás sean esos los mejores momentos para verla, puesto que puede enseñar mucho) pero con un final romántico y esperanzador.


“Siempre había pensado que uno debería dejar las cosas como están si éstas funcionan”.

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